MAY BE- Un viejo sueño post pandémico
- NATALIA SCHEJTER
- 25 may 2020
- 2 Min. de lectura

En estos más de dos meses de cuarentena, me ha sucedido reiteradas veces que me siento abrumada de tanta oferta cultural lanzada a internet, y me prometo parar un poco y dejar que decanten aquello que acabo de leer, ver y/o escuchar. Aunque la pandemia nos mantenga en casa, parece que el mundo sigue girando al ritmo exigido de la producción 2.0 y personalmente no puedo parar. En vez de “a coger que se acaba el mundo”→ “a mirar que se acaba el mundo”, linda metáfora de la búsqueda del placer estético.
Dentro de ese inmenso éter virtual apareció una obra que captó absolutamente mi atención y me dejo con ganas de pensar, leer y en el mejor de los casos escribir al respecto. May B de la coreógrafa francesa Maguy Marín, creada en 1981, y que desde ese entonces gira por el mundo considerada una de las obras maestras de la danza contemporánea.
La obra está basada en textos de Samuel Beckett y la teatralidad se amalgama de manera cautivante con la danza. Diez intérpretes en escena danzan una coreografía musicalizada con piezas de Schubert, Gilles de Binche y Gavin Bryars que con sus movimientos grotescos y una estética barrosa, haraposa y sucia rompen explícitamente con los cánones de belleza que atraviesan históricamente la danza clásica europea.
Aunque en algunos aspectos pivotean en la tradición, principalmente se alejan del clasicismo: cuerpos diversos realizando una danza orgiástica, gestualidades únicas y personales, un ejército sexual que se despliega al grito unánime de “c'est fini“ y que visto desde este tiempo nos lleva a preguntarnos si el placer también está reglado; maquillaje esperpento en personajes que gozan acariciando el limbo de la muerte y el placer.
Romper la tradición clásica también implica desplegar las contradicciones de los seres humanos, así que no todo es fiesta dionisiaca, también hay peleas entre ellos, desconfianza, solidaridad y (un poco) de abandono.
Como si May B fuera un sueño post pandémico, en un momento estos cuerpos un poco zombis en piyamas, se ponen ropa de calle y aunque siguen caminando alienados y con la mirada perdida lentamente van hacia la salida. Sobre el final, un personaje otra vez menciona que “c'est fini“, pero parece que no anuncia el final de la obra, porque en esa afirmación hay algo más, como hoy que pareciera que algo está terminando ¿pero qué es?
Recomiendo verla en el link que dejo al pie, el registro audiovisual realizado por el director de cine Luc Riolon transmite muchísimo, y seguramente después de verla les parezca un buen momento para leer o releer Esperando a Godot donde la incertidumbre y la confusión imperan. Vladimir y Estragon no saben exactamente cuándo llegará Godot, ni a donde, ni saben que día es, y creen que lo más prudente es no hacer nada, solo esperar a ver que les dice Godot → como muestra basta un botón para advertir que el lector actual encontrará en la simbología del absurdo, muchas resonancias con nuestro momento histórico.
Comments