MARÍA ESTHER AGUIRRE - A 40 años de democracia: lo no dicho puesto en el cuerpo y en la escena
- CARLOS LEZCANO y NATALIA SCHEJTER
- 31 jul 2023
- 9 Min. de lectura

María Esther Aguirre es una histórica actriz correntina que ya es parte de la historia de la escena correntina porque su trayectoria personal comienza casi de la mano del reciente teatro independiente correntino, tal como la conocemos hoy en día.
La escena teatral local da un vuelco a comienzos de la década del ´70 con la llegada de Dante Cena a Corrientes por su mirada innovadora y entre los primeros participantes del taller de teatro municipal que dictaba Cena, estuvo María Esther. Fruto de ese primer taller, subió al escenario por primera vez el 23 de junio de 1973.
Conmemorando medio siglo de ese día inolvidable, para alguien que desde ese momento dedica su vida al teatro, conversamos con ella sobre los orígenes -que también son los orígenes de la escena teatral correntina de hoy-, sobre tiempos oscuros de silencio obligado donde el teatro aparece como un espacio de resistencia, sobre el regreso de la democracia, nos contó luchas sindicales que fueron antecedentes importante para que nazca la Ley Nacional de Teatro, hablamos sobre los pocos impulsores de la actividad teatral local y sobre el rol del estado. Una charla honda, que revuelve en las profundidades de la historia.
No pasa siempre que una investigadora-periodista, un periodista y la entrevistada terminan la conversación con lágrimas en los ojos. Aquí pasó. Aplauso de pie para María Esther.
Contanos cómo fue la primera vez que te presentaste en público.
Fue el 23 de junio de 1973, en el Teatro Vera. Lo que me acuerdo es que era un día muy frío, estaba descalza, vestida de indiecita. La dirección era de Dante Cena, jugábamos al teatro todos. Para algunos, como para mí, fue la primera vez que vivíamos esa experiencia. El teatro estaba repleto de niños, desde arriba hasta abajo, porque fue un festival que la Municipalidad de Corrientes realizó con los productos de todos sus talleres. Y nosotros formábamos parte del taller de teatro para niños que se había formado en el mes de marzo.
¿Qué obra presentaron?
Una de las obras era Teje, te Eirete sino tejes se te ve y la otra El zorro pierde las mañas y el pelo, las dos autoría de Daysi Nocetti. Ambas estaban unidas por el personaje del Pombero que hacía Dante Cena, entonces a todo el espectáculo le pusieron el nombre de Pomberías. Y éramos muchísimos actores, 15 en total. Algunos seguimos en actividad como Walter Moreno, (que era el zorro, el protagonista de una de las obras), y Betty Andino que ahora retomó la actividad después de muchos años (era la otra indiecita que ingresaba conmigo al escenario).
¿Y cuántos años tenían?
Alrededor de 21 años.
¿Ustedes eran jóvenes adultos haciendo teatro para niños?.
Si, el taller era para realizar teatro infantil. Y dentro de ese grupo también estaba el Moncho Machuca, que es un compañero que falleció el año pasado, que hacía de la vieja Yoyacatuba, un personaje impresionante que llamaba mucho la atención de los chicos. Después se hicieron funciones consecutivas, todos los fines de semana. Y otras las hacíamos a las 10 de la mañana en el Teatro Vera, porque había un convenio de la Municipalidad con las empresas de colectivo y trasladaban a los niños de los barrios al teatro, entonces se llenaba.
¿Antes habías hecho teatro en la escuela?
Yo no. Lo que había hecho era danza. Había actuado en la escuela, pero cuando trabajaba como maestra.
¿Qué te llamó la atención para anotarte en el taller de teatro?
Cuando trabajaba de maestra había una revista que se llamaba La Obra, traía materiales para el aula de la escuela primaria; había poesía, cuentos, literatura, etc. Me encontré en esa revista con una obrita de teatro que quise representar con mis alumnos de cuarto grado. Y hubo cuestiones que no supe resolver, porque no tenía idea. Entonces no la realicé y me quedé con esa frustración. Cuando tuve la oportunidad de hacer el taller, me fui a inscribir y ahí empecé.
¿Qué pasó después del estreno de junio del ´73, seguías siendo maestra y empezaste a ser actriz?
Ese año fue muy intenso porque habremos hecho unas 40 funciones en los barrios correntinos, salíamos por toda la periferia. En esa época había unas comisiones barriales y ellos preparaban todo el barrio en función de la obra que se iba a realizar, ya sea el sábado o el domingo a la tarde. Se armaba en la casa de alguna familia, en un patio, o se cortaban las calles y la gente venía con la silleta; era teatro popular, realmente un acontecimiento. Los chicos conocían tanto a los personajes, y estaban tan enamorados de ellos, que se iban de un barrio a otro para verlos de nuevo; le gritaban los nombres a los personajes que ya conocían, adelantaban las acciones: “Te va a castigar, te va a castigar”. Y ese año, Dante viaja al Festival Internacional de Manizales, y tiene oportunidad de hacer talleres, hace uno con Enrique Buenaventura. Y viene con la idea de hacer teatro de creación colectiva, y se empieza a trabajar una obra que se llamó Sino que vayan saliendo. Yo empecé en toda la primera etapa, pero después no continué con el elenco que ya se estaba conformando con otras exigencias, ya trabajaban un poco más independientemente de la municipalidad. Yo soy técnica en saneamiento ambiental y trabajaba mucho en la zona rural con atención en el plan de salud rural, en la lucha contra vinchuca y todo ese tipo de cosas. Entonces viajaba mucho, y no podía continuar con los ensayos. Pero siempre estaba alrededor del grupo, ayudaba a veces en el armado de escenografía, vestuario, incluso en algún momento, hice reemplazo de alguna compañera.
¿Cuál? ¿En qué obra?
En Sino que vayan saliendo, reemplacé a La Ñeca, que era un personaje que hacía una compañera que se llama Carmen Boneto. Y yo estaba también muy vinculada al tema de la danza, tenía en ese momento una cuestión como de dos amores. Estaba en el grupo folklórico moderno que dependía de Cultura Provincial y dirigía Mariana Mairena, era un estilo muy adelantado, estaba muy bien posicionado y teníamos muchos viajes para los festivales folclóricos. Después vino una época que yo no sé cómo, ni por qué, no fui más a ver teatro, no estuve más cerca de mis compañeros y fue en 1976.
¿Hasta cuándo?
Hasta 1979.
¿Y qué pasó?
En 1979 de nuevo encuentro en el diario un llamado a inscripción para un taller de teatro que lo convocaba Cultura de la Provincia con Dante Cena, Carlos Schwaderer, Edith Flores, Adela Feris. Daban Historia del Teatro, Análisis y todo lo que tenga lo corporal y lo de actuación. Me metí en ese taller.
¿Era teórico y de actuación?
Teníamos cuatro días a la semana clases. A la noche, en el Teatro Vera, en el último piso, ahí era nuestro lugar de trabajo y a raíz de ese curso se decide crear el Teatro del Guarán. Como parte del trabajo final, de ese taller, se empezó a trabajar sobre el Juan Moreira. Y Juan Moreira fue, que es un hito en el teatro correntino, en el teatro regional, porque fue realmente una creación precursora de la danza teatro en la región, porque nosotros no teníamos texto hablado.
¿Y en esto de la no palabra en “el Juan Moreira fue”, pudieron expresar algo?
Y la no palabra en el Juan Moreira fue fue el resultado del momento que se vivía. Que era mejor actuar que hablar. Y de alguna manera el teatro fue un espacio de resistencia, porque estamos hablando del ´79.
En el 76 viene el largo silencio, pero los cuerpos hablan lo mismo, ¿no?
Claro, expresan. Y tuvimos una fuerza impresionante detrás, que nos empujaban, que eran Carlos y Dante, y alguien que yo no me voy a olvidar nunca y que no es valorado quizás con toda su fuerza como promotor y como gestor cultural que es Marcelo Fernández. El profesor Fernández, conmigo tiene mucho que ver, cuando yo ingresé en el ´73 a la Municipalidad el director de Cultura era él, y es él quien lo trae del Chaco a Dante y le da el cargo en Cultura de la Municipalidad. En esa época los funcionarios de dirección entraban por concurso. Fernández había entrado en Municipalidad por concurso como director de Cultura, y más adelante, ya con otras gestiones, ingresa a la provincia como director de Cultura. A pesar de todas las directivas que había en esa época (él nos mostró la lista de todos los autores que no podíamos hacer: “No se metan con esto”), él impulsaba al teatro.
¿En los años que te alejaste del teatro (76 al 79) seguías en el elenco de danza?
Seguí un tiempo pero después me alejé, porque hubo cambios en todo el sistema oficial seguramente y yo me dediqué a cuidar mi trabajo, yo trabajaba en salud pública y también era toda una cuestión. En esos años no era bien visto que hagas teatro; me decían “¿qué te andás con esa gente? ¿Qué te metes con esa gente? ¿Qué son estos? ¿Qué son aquellos?” Los rótulos, característicos de la gente vinculada al arte.
¿Y en el 82, 83, qué pasa? ¿Hay un cambio, lo notás?
Bueno, fue el espacio de resistencia, eso es así, y lo que se nos produce en el 83, 84 es que estaba la cuestión de tener el trabajo y el trabajo añorado, entonces hay gente que es tomada por las cuestiones oficiales, y se produce de alguna manera como un desgranamiento. Pero nosotros en el Teatro del Guarán seguimos. Estoy hablando del contexto de nuestros compañeros y de algunas luchas que se iniciaron como conformar, la Asociación Correntina de Trabajadores del Teatro, que era la filial de la Federación Argentina de Trabajadores del Teatro, que tenía de alguna manera la base de todo el movimiento en Rosario. Y había una contraposición a actores, a la posición de la Asociación Argentina de Actores, que siempre trabajó para los actores de Buenos Aires. Entonces ya conformados en Rosario y en Córdoba con actores digamos de primera línea, independientes pero también profesionales que ya empiezan a pretender vivir del teatro, captados por nuestros directivos, nuestros formadores acá en la zona de Chaco, Misiones, Formosa de alguna manera se incorpora, pero más fuerte fue Chaco y Corrientes en cuanto al movimiento, digamos, de conformarse como Asociación.
¿En qué año fue?
El primer movimiento fue la Federación Argentina de Trabajadores del Teatro, en 1975. Son los antecedentes de la Ley Nacional de Teatro. De alguna manera son los que pusieron tanta presión y presencia para que la Ley Nacional de Teatro pueda llegar a ser federal. Porque existía ya ese tipo de movimientos.
Ah, qué importante.
Claro, estoy hablando de 1975, en nuestra asociación también había gente de danza y los técnicos, y en octubre de ese año, se conformó un gran espectáculo en el Teatro Vera que fue una parodia de la película de Fabio y se llamó “Nazoreno, Crú y el Loro”. Era una parodia, te puedes imaginar Dante Cena volando. Y se hizo como una reunión de todo ese grupo de artistas, de la danza y de la actuación, pero fue tanto el éxito que después tuvimos que hacer tres funciones más. Hay gente que no se olvida de ese espectáculo. Y después él sigue tomando ese tipo de trabajo, digamos, de poder reunirnos en 1980 y pico y sin embargo ahí fue difícil porque lo que tenga que ver con la regulación de los gremios a nivel nacional no nos aceptan, porque al existir la Asociación Argentina de Actores, era como la que tenía la representación de los actores en Argentina, legalmente. Entonces, no nos aceptaron. Y había que hacer trámite, todo lo que sea burocrático, y bueno, ves cómo son las cosas, que ese tipo de cuestiones en definitiva terminan a veces matando las iniciativas, porque era reunirse los compañeros de una provincia con la otra, eso no siguió adelante, y después se fueron conformando los grupos pero ya por provincias.
Estamos en este año cumpliendo 40 años de democracia. ¿Cómo es tu vínculo con el teatro, y estos 40 años de democracia? ¿Cómo ves ese proceso en los últimos 40 años del Teatro de Corrientes?
Hubo cambios. Hoy el teatro tiene un espacio a nivel oficial. Lo que yo estoy comentando, fue algo extraordinario que se haya dado en Corrientes. Que la Municipalidad haga un taller, eso después no se repitió. Ahora hay una asistencia permanente a los grupos, a las salas de teatro, pero eso depende del Estado Nacional, por la Ley Nacional de Teatro y del Instituto Nacional de Teatro. Eso es muy distinto, lo de antes era muy a pulmón. Fueron iniciativas individuales, intereses, por eso digo que hay una persona para mí que tenía importancia. Ahora, a nivel provincial, estamos un poco desprotegidos, y a nivel municipal también. Hay intenciones, se conversa del tema, nosotros vamos y somos bien recibidos, pero no hay un trabajo constante, un trabajo en donde realmente los creadores de teatro se sientan de alguna manera contenidos en los programas oficiales del Estado provincial y municipal. Porque incluso, se organizan compañeros en algunas localidades, conforman algún grupo, pero después tienen una actividad uno o dos años, que luego decae porque uno de los problemas grandes que se tiene es el tema de los traslados. A veces hasta lo hacemos a la gorra, pero el traslado cuesta muchísimo. Ese es uno de los puntos principales, que no permite que se pueda haber ese encuentro, ese entrecruzamiento de los trabajos en la provincia, por ejemplo.
Contanos un recuerdo, un papel que hayas tenido que sea memorable para vos en lo personal y que te defina como actriz en estos 50 años.
Y es difícil. No hice tantos papeles. Porque son distintas épocas como persona, como actriz, en cuanto a todo. Podría decirte el Juan Moreira, porque esa experiencia no se volvió a repetir en el escenario. Ese trabajo se hizo desde la base, por ejemplo, en el crecimiento de personaje que se hizo con Carlos y con Dante, apoyado en todo lo que tenga que ver con la técnica corporal, porque bailamos sin ser bailarines, yo tenía alguna experiencia en danza, pero había gente que no tuvo experiencia, no tenía experiencia en danza y bailó. En el escenario volábamos. Había unas luchas, unas peleas tremendas en ese escenario, y era todo bailado. La gente salía con una carga impresionante. Lo hicimos con la música original de la película de Fabio.
Esta nota se publicó también en el Diario El Litoral
excelente nota! forma parte de la historia teatral de la provincia. Gracias Naty por compartir