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DOS COLORES, UN AMOR - La magia del cine en un pueblo.

  • Foto del escritor: ARIEL COURTIS
    ARIEL COURTIS
  • 18 oct 2023
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 20 oct 2023


Una silleta en una calle cortada. Veinte más frente al atrio de la iglesia. Una procesión de gente y animales que se congrega frente a una pantalla improvisada para rememorar el ritual del cine. Las fiestas patronales en un pueblo son siempre excusas para compartir afectos, placeres y memoria.


El domingo 1° de octubre se proyectó en Caá Catí, en el marco de sus fiestas patronales, unas de las primeras realizaciones audiovisuales que cuenta una historia propia del lugar y fue interpretada por los propios lugareños.


Dos colores, un amor narra una relación amorosa frente a una situación político cultural adversa, a fines del siglo XIX, en una localidad del interior correntino. Una reversión caacatieña de Romeo y Julieta, pero que se prolonga en la descendencia del hijo de los protagonistas. Esta versión cinematográfica es la adaptación de la obra de teatro DOS COLORES, UN AMOR de Olga Piñeyro, una escritora originaria de Caá Catí. Este pasaje al lenguaje audiovisual estuvo a cargo de Edgar Piñeiro quien concretara el proyecto en su ejecución y dirección general en la década del ´90.


Los actores - integrantes del “Teatro Juvenil Paceño” – dirigidos por “Chiquito” Martínez -, encarnan a los personajes con el estilo propio de la época. La pasión con que fueron interpretados, excede cualquier crítica a la excelencia de las actuaciones, atendiendo a la ausencia de formación actoral. Cabe destacar, que el grupo de actores fue uno de los pioneros en el teatro vocacional del interior correntino.


La presentación fue realizada frente al atrio de la iglesia, en el medio de una calle cortada y con la proyección previa de una entrevista a su realizador, quien introdujo el contexto del trabajo y sus vicisitudes técnicas en la ejecución de la misma. Una silla de ruedas prestada de una tía sirvió para realizar escenas de traveling en las conversaciones que las mujeres tenían mientras paseaban por las veredas, por ejemplo. Asimismo, el tratamiento histórico del espacio fue otro de los obstáculos debido a la contaminación visual de los cables de energía eléctrica y/o telefonía, que no podían aparecer en las tomas, y que fueron sorteados con ingenio, cambiando el encuadre de algunas tomas realizadas en el callejón, frente a la laguna “El Rincón”.

El rememorar la labor artística y reencontrarse con su historia generó un buen arranque para el inicio de las actividades festivas. Esta propuesta impulsada por el Nodo Audiovisual “Km0” forma parte de las acciones que este grupo realiza apelando a la buena voluntad de sus adherentes, y con la misma pasión con que fue concretado el mediometraje.


Siempre hay cosas para ajustar. Los escasos recursos técnicos y financieros, en este caso, fueron sublimados en pasión e ingenio. Nunca se esperaron grandes despliegues de producción, ya que su génesis sólo estuvo impulsada por la pasión y sin ningún tipo de apoyo económico. Sin embargo, el clima generado con el “cine silleta” superó ampliamente las expectativas, por sobre la excelencia artística.


El placer de reconocerse actuando. El volver a ver el fantasma de la imagen de amigos, parientes y conocidos en la tela flameante por el viento. El poder recordar espacios o edificios que ya no están, son elementos invaluables para sostener vivas las ganas de mantener este patrimonio cultural.


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