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FESTIVALES - Teatro, ¿cómo y para cuántos?

  • Foto del escritor: GUSTAVO INSAURRALDE
    GUSTAVO INSAURRALDE
  • 2 nov 2023
  • 2 Min. de lectura

A mi entender son algunas de las grandes preguntas en el arte, que constantemente deben ser revisadas.


En este caso no me refiero al público objetivo que se define en etapa de pre-producción de un espectáculo teatral, sino a la cantidad y disposición de espectadores en una función. En particular a la mirada de la organización de Fiestas o Festivales respecto de los espectadores de las ciudades donde se realizan, y por supuesto también a la defensa de cada espectáculo por parte de las, los y les directores.


Es un hecho que no todos los espacios de teatro independiente son ideales para albergar a más de 100 espectadores (y que cada uno de ellos tenga una visión óptima), pero entonces otra cuestión debe suscitar: la defensa del espectáculo y de la experiencia para el espectador.


Esta acción debiera ser adoptada por dos responsables: la organización de la Fiesta/Festival y el director del espectáculo (o el grupo).


Me refiero a lo visto en algunas funciones de la Fiesta Provincial del Teatro de Corrientes 2023 realizada en Paso de los Libres (así como en la edición anterior en Monte Caseros).


Es muy noble el afán de los organizadores (INT, Municipio, co-gestores, salas, etc) de convocar la mayor cantidad de público posible (y es fantástico que exista), pero algo que queda por fuera de está decisión es la calidad de lo que se ofrece. Y no me refiero a la calidad artística, sino a la calidad en la experiencia de la expectación del público asistente. ¿Es correcto disponer de +70 butacas en un espacio cultural de 5 metros de ancho con puesta a piso (sin escenario elevado), butacas al nivel de piso y la primera fila prácticamente en proscenio?

En la Fiesta Provincial de Corrientes se han planteado obras con 10 filas de asientos en espacios con las características mencionadas, cuando la realidad indicaba que la tercera fila ya no podía ver el piso del espacio escénico y los actores realizaban acciones en dicha zona.


Y aquí deberíamos todos como comunidad teatral detenernos, observar, pensarnos y preguntarnos:

¿Qué importa más?

¿La estadística de que asistieron 100 espectadores, u ofrecer funciones para 30 personas y hacer más cantidad de funciones?

¿Qué le estamos ofreciendo al público?


Por una parte, queremos acercar más público, generar espectadores, pero por otra se ofrece a los mismos una experiencia que dista bastante de ser óptima. Podría decirse que hasta bastante pobre.


Se deben defender los espectáculos. Si la obra no va a ser apreciada como fue construida desde la dirección, la obra no debería representarse en esas condiciones. La obra debe tener puntos de vista óptimos, o al menos aceptables. Esto no significa suspender la función, sino generar más funciones, dependiendo del espacio que se asigna al espectáculo.

En una función asistirán los jurados, y en las demás todo el público que se desee. ¿Ocasionará más gastos? Es seguro. Pero también se debe ser consciente de la diferencia entre la cantidad y calidad que se ofrece a los espectadores para enriquecer su patrimonio inmaterial.


Es una responsabilidad de todos los intervinientes en las funciones: organizadores y grupos.


Tanto hablamos constantemente de la importancia del público, pero luego cuando se organizan eventos masivos de estas características, dada la cantidad de población interesada, relegamos la calidad de la experiencia por permitir una mayor cantidad de asistentes.


¿Qué es mejor?


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