HILDA PRESMAN - Tercera edición de la Feria “Manos Artesanas” en el Instituto Pelletier.
- CARLOS LEZCANO y NATALIA SCHEJTER
- 16 jun 2024
- 4 Min. de lectura

Mañana lunes 17 de junio se realiza por tercera vez la Feria “Manos Artesanas” en la Unidad Penal N° 3, la cárcel de mujeres de Corrientes. Las primeras ferias intramuros donde se venden producciones que realizan las internas artesanas se realizaron el 14 de febrero y el 8 de marzo de este año. Es una experiencia a puertas abiertas sin precedentes en la Argentina, si bien a veces algunas chicas salen a feriar, son una minoría las que tienen la autorización judicial para hacerlo, y tres cuartas partes del colectivo trabajador no tiene esa posibilidad. Para que puedan vender sus producciones, la Red de Derechos Humanos de Corrientes y el Observatorio de Conflictos Sociales lleva adelante esta Feria “Manos Artesanas”.
Hilda Presman, referente de la Red de Derechos Humanos e impulsora de este evento nos explicaba en Radio UNNE como inicia este proyecto, que implica y cuál es la importancia de los vínculos que se generan en estos espacios. Además destaca el acompañamiento de las autoridades penitenciarias, tanto de jefatura como de la unidad que entienden que el camino del emprendimiento y la autogestión de estas chicas es una herramienta para su inserción plena a la hora de recuperar la libertad.
Esta cadena de contención de todas las partes, les da la seguridad de que van por el camino correcto y adelantó que profundizarán estás líneas de acciones porque ayudan a la reinserción y es muy importante “para quien sueña o tiene prevista una pronta la libertad”.
¿Cómo arranca todo esto?
Este es un proyecto de investigación que estamos trabajando desde la Red de Derechos Humanos junto con el Observatorio de Conflictos Sociales de la UNNE que depende del Centro de Estudios Sociales. Es un observatorio de análisis de la realidad social en la región, que tiene el respaldo del Comité Nacional de Prevención contra la Tortura. Nosotros habíamos hecho en años anteriores un relevamiento de la situación de las mujeres privadas de su libertad y de ese relevamiento había surgido en forma muy nítida, que ellas siguen siendo jefas de hogar desde la cárcel, siguen sosteniendo a sus familias. Hay un vínculo muy fuerte con el afuera y una necesidad de poder resolver cuestiones de la vida cotidiana, cosa que también sucede con los hombres privados de su libertad, pero en las mujeres se nota más porque eso mismo que sucede en estos tiempos de crisis, de hogares que se sostienen alrededor de la figura de la mujer, esa misma situación se traslada a la cárcel. Y la cárcel es un lugar que no está pensado verdaderamente para resocializar; en realidad es un lugar de encierro y es un lugar donde se busca sofocar todas las formas de liberación emocional, laboral, productiva. Y entonces nosotros con esta segunda etapa del proyecto dijimos: “sigamos investigando, pero intentemos generar alguna herramienta de transformación de su propia realidad desde lo que podemos”. Y ahí surgió la posibilidad de acompañar el proceso de conformación de algún microemprendimiento productivo en función de las potencialidades y habilidades que algunas ya las tenían y otras las fueron adquiriendo fundamentalmente de la escuela primaria y otros talleres que se dictan en el Pelletier.
¿Qué significó abrir al público la feria “Manos Artesanas”?
Me parece que todavía uno no alcanza a dimensionar la trascendencia, la importancia que tiene que se abran las puertas de la cárcel para que el público pueda ingresar e interactuar con las mujeres artesanas. Esas mujeres son trabajadoras que están circunstancialmente en contexto de encierro, pero hay que destacar que son mujeres que están produciendo, son mujeres que están emprendiendo. Las chicas que están encerradas necesitan humanizarse y sentirse reflejadas en la mirada de la persona que ingresa y que interactúa con ellas, y la persona de afuera que desconoce absolutamente lo que pasa dentro de una cárcel, los padecimientos, las restricciones o las necesidades que pueden tener las mujeres que están privadas de la libertad, también les hace bien ese contacto.
¿Cómo son las condiciones de alojamiento en el Pelletier? ¿Algunas viven con sus hijos o hijas pequeños?
Hay una mujer embarazada, pero no hay niños en este momento. La ley establece que puede estar una mujer con un niño de hasta cuatro años. Pero la tendencia desde hace varios años es que en esas condiciones, si tienen niños pequeños, las mujeres cumplen arresto domiciliario. En el Pelletier en este momento hay alrededor de 35 mujeres. La particularidad que tiene esta cárcel es que es la única cárcel de mujeres de la provincia de Corrientes, lo otro que hay en el resto de la provincia son comisarías de la mujer que tienen lugares de detención, que en general son muy malas las condiciones de vida allí porque la comisaría está pensada para un lugar de tránsito.
En relación con lo que era el viejo penal de varones, a pesar de que también es una vieja casa que tiene cerca de 100 años, en general en condiciones edilicias no están tan mal. Nosotros lo que vemos es una marcación muy fuerte, una violencia de tipo simbólico, más que violencia física, por ejemplo, todo el tiempo estar custodiadas con presencia de personal de seguridad para cada paso que dan. No es así todo en el penal de varones. Hay una rigurosidad que yo no sé si tiene que ver con el resabio monacal o es esta cuestión de tratar de garantizar el paradigma de la mujer puntillosa, cuidadosa, formalista, que cuida, o sea el modelo que el status quo quiere de las mujeres.
Para comunicarse y hacer compras o reservas, el público puede ver los productos en la cuenta de Instagram @manos_artesanasctes. Ahí puede interactuar con los encargados del Observatorio de Conflictos Sociales que son los mediadores entre el público y las artesanas. Y el lunes 17 de junio pueden acercarse personalmente al Instituto Pelletier (Tucumán 716) de 9 a 18 h.
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